(Artículo escrito por Cristina Díaz y Miriam Verdejo)

 

“Cuando íbamos a eventos feministas, veíamos que la problemática de las mujeres rurales no se contemplaba en los discursos y planteamientos”

Ana Belén Ruiz, participante en el Foro Feminista Rural Rocío Eslava

 

De la misma manera que los feminismos negros y gitanos han planteado las deficiencias del feminismo blanco; las campesinas y las mujeres rurales no se sienten identificadas o incluidas en el feminismo actual o tradicional, que es principalmente urbano. Una de las causas principales de ese “silencio feminista” en torno a las mujeres del mundo rural, es que el espacio rural ha sido contemplado como algo marginal, reducto de atraso y condenado a desaparecer o ser absorbido por la cultura urbana. Por ello hay una necesidad de definir la propia identidad, relaciones, reivindicaciones… El feminismo rural es un feminismo periférico, y con mayor o menor visibilidad, se está construyendo desde la diversidad de realidades de las zonas rurales.

 

En las regiones donde aún se mantiene la cultura campesina como es el caso de América Latina y otras partes del mundo, las mujeres por muy diferentes causas han participado y tienen una importante presencia en las luchas campesinas. En estos lugares está más definida la visión del feminismo rural y campesino, que estaría muy vinculado a las reivindicaciones de soberanía alimentaria y la lucha por la tierra:

 

“Sin feminismo no hay agroecología ni soberanía alimentaria”.

Dentro de los movimientos sociales campesinos, las mujeres están reivindicando el feminismo como una herramienta estratégica que fortalezca y dé mayor sentido a sus propuestas. Para construir un mundo diferente, con nuevos valores, nuevos seres humanos, es necesario construirlo desde la agroecología, pero también desde la perspectiva del movimiento feminista, para oponerse a la doble explotación del sistema capitalista y patriarcal. Itelvina Massiolli, del Colectivo de Formación de la Vía Campesina, nos dice que “no se puede pensar en la agroecología ni en la soberanía alimentaria, si no enfrentamos el problema de violencia patriarcal, la violencia doméstica, violencia del estado, que mata mujeres, jóvenes, negros y homosexuales. Además, tenemos que entender que el debate del proyecto político hoy necesita abarcar todas las dimensiones de la vida”.

 

En las regiones donde la industrialización del campo está acabando con la vida y la cultura campesina, como es el caso de España, se ha marginado a las mujeres de la producción de alimentos. La mecanización progresiva y el hecho de que la mayoría de las explotaciones agrícolas tienen titularidad masculina, han reducido su participación en las esferas más visibles. Las mujeres mantienen las tareas de cuidados, haciendo además otros trabajos dentro o fuera de la explotación familiar, pero siempre asumiendo las tareas más tediosas y menos valoradas, con menor remuneración y peores cotizaciones. Por otro lado, la presión social para el mantenimiento de los roles tradicionales y la visión de la violencia machista como algo privado, hace que la huida del medio rural sea en ocasiones la mejor solución para romper con esta división del trabajo impuesta y las violencias que puede generar. Con este panorama, la elaboración de un discurso feminista rural es algo complejo.

 

Pero sí subyace una conciencia cada vez mayor de la injusticia sobre las mujeres y la necesidad de crear otro tipo de relaciones. Y hay muchas iniciativas que van surgiendo en uno y otro lugar de la geografía española:

 

Un ejemplo son los Foros Feministas Rurales Rocío Eslava, organizados por la Universidad Popular Pablo Freire de la Sierra de Ronda. Una de las participantes en estos foros decía en una entrevista que “la posición feminista es una necesidad de justicia, reconocimiento y valorización de los trabajos y los saberes de las mujeres del medio rural. Desde nuestro planteamiento feminista, por supuesto reivindicamos derechos (ayudas públicas a la dependencia y la creación de centros públicos para mayores en las zonas rurales; la creación de guarderías que contemplen también la particularidad agraria del trabajo temporal; que en todos los órganos de decisión y dirección participen las mismas mujeres que hombres…), pero además tenemos la actitud de ir construyendo un feminismo rural, con referencia a muchos de los planteamientos ecofeministas, además de compartir las propuestas feministas de los movimientos campesinos e indígenas del mundo”.

 

Otro ejemplo son las organizaciones de mujeres dedicadas a tareas agrícolas que están surgiendo con una visión diferente del mundo rural. Es el caso del colectivo Ganaderas en Red, de mujeres dedicadas a la ganadería extensiva, y que recientemente ha ganado un premio a la Innovación para las mujeres rurales. También se está produciendo una apertura importante en las zonas rurales al colectivo LGTB+ y una muestra de ello es la celebración del Festival Agrogay en Galicia o encuentros parecidos en otras partes de España. Además se están creando diferentes redes de colectivos de mujeres tratando de contrarrestar la dispersión geográfica del medio rural, como es el caso de la Red Feminista de Extremadura. Y no podemos olvidar que también se van viendo cambios en las organizaciones tradicionales de mujeres del ámbito rural. Es un proceso lento, pero en los últimos 10 años se está introduciendo el discurso feminista y sus conceptos en estas organizaciones. Igualmente, la llegada de mujeres feministas al medio rural, está suponiendo un aporte enriquecedor, creando alianzas.

Muchas mujeres han descubierto el feminismo hablando y compartiendo las situaciones de injusticia que viven a diario. Valorando los saberes de las mujeres campesinas, sus conocimientos en torno a la alimentación y su gestión, oficios de mujeres que se han ido perdiendo. Conversando sobre la necesidad de la corresponsabilidad en el hogar para que la mujer pueda participar en el ámbito público… De ésta y otras maneras se va construyendo el feminismo, feminismo en comunidad, feminismo para mantener un mundo rural vivo, donde todas tenemos algo importante que aportar, aunque se dé el caso de que muchas de las mujeres que participan en esto no se consideren feministas.

 

Algo se está moviendo en las zonas rurales que está construyendo el feminismo rural. Os invitamos a descubrir más, asistir a encuentros, leer…

 


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